María Pilar Ribate (Universidad San Jorge)
Cuando los futuros profesionales sanitarios aprenden a contar los descubrimientos científicos como historias atractivas para el público general, están creando puentes entre la ciencia y la gente común. Por ello, en el ámbito de la salud, la divulgación científica juega, cada vez más, un papel importante en la formación de los futuros profesionales. Los estudiantes de grados relacionados con las ciencias de la salud, como biomedicina, enfermería, fisiología, farmacia o bioinformática, deben comprender la importancia de comunicar de manera efectiva los hallazgos científicos y los conceptos médicos a la sociedad en general.
Una buena comunicación en este campo contribuye a la educación y concienciación pública. Los avances que se van produciendo tienen un impacto directo en la vida cotidiana de las personas, desde nuevos tratamientos médicos hasta medidas preventivas para enfermedades. Es vital que los estudiantes de ciencias de la salud puedan traducir este conocimiento técnico en un lenguaje accesible y comprensible para el público en general. De esta manera, ayudan a fomentar una mayor comprensión de la importancia de la salud y el bienestar, así como a promover hábitos de vida saludables. Todo ello puede facilitar la toma de decisiones saludables, desde comer bien hasta hacer ejercicio regularmente, por ejemplo. Además, ayuda a que los pacientes se sientan más seguros y entender mejor cómo cuidar de sí mismos.
Asimismo, la divulgación científica en estudiantes de ciencias de la salud fomenta el pensamiento crítico y la capacidad de evaluar la información de manera objetiva. En un mundo donde la desinformación sobre temas de salud es abundante, es esencial que los profesionales de la salud puedan distinguir entre la evidencia científica sólida y aquellas que carecen de la misma. Al aprender a comunicar y analizar la ciencia de manera rigurosa, los estudiantes están mejor preparados para enfrentarse a estos desafíos y contribuir a una sociedad más informada y saludable.
Por otro lado, saber elegir la herramienta de divulgación científica adecuada según el público receptor será fundamental para el éxito de la comunicación científica. Al adaptarse a las preferencias, el nivel de conocimiento, el contexto y la cultura del público objetivo, se garantiza que el mensaje sea comprensible, relevante y bien recibido por ellos. Además, las características del medio de comunicación, ya sea impreso, digital o presencial, así como el tiempo disponible para la transmisión del mensaje, se deben considerar cuidadosamente. Otro aspecto fundamental a tener en cuenta será el nivel de interacción deseado con la audiencia, ya que algunas herramientas, como las conferencias o los debates, permiten una participación más activa, mientras que otras, como los medios impresos o audiovisuales, son más pasivas. Y por último habría que tener en cuenta también, las sensibilidades culturales. Al adaptar la estrategia de divulgación a las necesidades y características del público objetivo, se maximiza el impacto y la efectividad de la comunicación científica, facilitando así una mejor comprensión y apreciación de los avances científicos y tecnológicos por parte de la sociedad en general.
La divulgación científica debería ser una habilidad fundamental para los estudiantes de ciencias de la salud. No solo porque permite educar y concienciar al público sobre cuestiones de salud, sino que también porque mejora la comunicación con los pacientes y fortalece su capacidad para evaluar críticamente la información científica. Al integrar la divulgación científica en su formación, estos estudiantes se convierten en profesionales más completos y conscientes de su papel en la promoción de la salud pública y el bienestar. De esta forma empezaremos a estar más cerca de imaginar un mundo donde todos utilicemos el mismo idioma al hablar de temas de salud y donde entender conceptos médicos no sea como leer jeroglíficos del antiguo Egipto.